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Ruta de café de especialidad por el sur de Portugal

Hay viajes que se miden en kilómetros.

Otros, en tazas de café.

Este verano decidí recorrer el sur de Portugal siguiendo una brújula un tanto particular: la del café de especialidad. Sin prisas, con el ritmo que marcan las olas del Atlántico y el aroma a espresso recién hecho. Aquí te cuento cada parada de esta pequeña odisea cafetera:


🥾 Paso 1 – El inicio en Tavira: The Table


La ruta comenzaba en Tavira, una ciudad donde el tiempo parece ir más lento. Allí encontré The Table, un espacio amplio, silencioso, de esos en los que se respira calma y se puede trabajar o simplemente dejar pasar la tarde.El flat white, preparado con café de Dak y Lot Roasters (desde Ámsterdam), era delicioso. Lo saboreé lentamente mientras observaba la luz entrar por los ventanales. Precio elevado (4 €), sí. Pero mereció la pena.El chico que me atendió, encantador. Y el lugar, perfecto para empezar el viaje.




🏄‍♂️ Paso 2 – Aljezur y la energía de Koyo


Después de una noche en Arrifana, y con la sal aún en la piel, llegué a Koyo.Un local que recuerda al Londres alternativo, con toques industriales, mesas largas y café tostado en casa. Literalmente: puedes ver la maquinaria de tueste en la misma sala. Todo es amplio y con luz natural. Me tomé otro flat white (otros 4 €), algo más normalito que el anterior, pero rodeado de ese aire creativo que tienen los lugares donde se mezcla el coworking con la pasión por el café.





🌤️ Paso 3 – Sagres y su doble parada: Picnic y Saudade


En Sagres el sol pega fuerte, pero también calienta el alma. Primero paré en Picnic, una cafetería espaciosa con terrazas acogedoras y libros entre el café. Tiene alma de punto de encuentro, de lugar donde se charla, se toma un tentempié y se desconecta. Está algo apartado de la playa, pero el ambiente tranquilo lo compensa.

Después, descubrí un rincón aún más especial: Saudade Café. Un coffee truck plantado en una esplanada camino al mar, creado por un holandés encantador que sirve café con una sonrisa. Tiene mesitas al aire libre y una energía de proyecto con corazón. Si vas, no dudes en charlar con él. Quizás te lleves, además de un buen café, un pin cafetero como recuerdo.





🏙️ Paso 4 – Lagos: donde el café abunda y cada sitio tiene su encanto


Lagos fue un festín para los sentidos. Aquí me encontré con varias joyas, cada una con su estilo:

☕ Black and White

La más conocida, siempre llena, con dulces que llaman desde el escaparate. Bonita, sí, pero también bulliciosa. Ideal para algo rápido y dulce.


☕ The Studio: Coffee Roasters & Brunch

Mucho más tranquilo. Está fuera de la calle principal y eso le da respiro. El brunch es sencillo, hay sitio para sentarse al sol y trabajar con el portátil. Aunque tuestan su propio café, no tenían bolsas disponibles. Curioso.


☕ Abigails Coffee

Una cafetería interior, amplia, con café bien hecho y platos frescos que me dejaron con ganas de volver a comer. Solo fui por el flat white… pero me lo habría pedido todo.


☕ Everyday People

Y para cerrar la ruta, una de mis favoritas.Una terraza enorme, ambiente relajado, mural colorido en la fachada y una carta distinta, donde todo apetece. Sirven cafés de varios tostadores, y el resultado es un paraíso multisensorial. Está algo más a las afueras, y quizá por eso se respira más paz.



🌅 Epílogo: un viaje a sorbos


No sé cuántos kilómetros recorrí. Pero sí puedo decir que cada café me llevó un poco más lejos. A veces a Ámsterdam, a veces a Londres, a veces a una charla con un holandés en un truck bajo el sol.

El sur de Portugal tiene mucho que ofrecer: playas salvajes, pueblos blancos, y una cultura cafetera que crece con fuerza y con cariño.Si decides ir, lleva tu mapa... pero no te olvides de seguir también tu olfato. Quizás el mejor café esté justo en esa esquina donde no esperabas encontrar nada.

Aquí como siempre os dejamos una pequeña parte de estos bonitos rincones dedicados al café de especialidad, or recomendamos que vayáis y los disfrutéis vosotros mismos.

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